Resumen noticioso del recorrido de la imagen de la Virgen de la Caridad por Madruga

 

  1. "Ya está con nosotros"
  2. "Tú eres Cuba: llega la Virgen Mambisa a laArquidiócesis de La Habana"
  3. La Virgen en “Tierra Santa”
  4. "Rumbo al central Boris Luis Santa Coloma"
  5. "Las Hijas reciben a su Madre"

 

 


Por: Alberto Pinto y Lenier González

Madruga, Mayabeque, 4 de septiembre de 2011 / A las ocho de la mañana salió de la parroquia de Madruga la comitiva que iría a recibir la Imagen Bendita de la Virgen Mambisa de manos de la diócesis de Matanzas. El traspaso se realizaría en la pequeña comunidad rural de Niña Sierra. Encabezaba la comitiva monseñor Juan de Dios Hernández, obispo auxiliar de La Habana; monseñor Ramón Suárez Polcari, vicario episcopal; los padres Israel Pérez y Carlos Joel Borgos, párrocos de San José de las Lajas y Madruga, respectivamente; religiosas Hijas de la Caridad y algunos laicos madrugueros. A nuestra llegada ya se encontraban en el lugar monseñor Manuel Hilario de Céspedes, obispo de Matanzas, un entusiasta grupo de jóvenes matanceros a cargo de la animación, una docena de corresponsales extranjeros y aproximadamente setenta pobladores del lugar.

Tras dirigirse a los presentes, monseñor De Céspedes le hizo entrega de la estola que han utilizado todos los obispos cubanos durante la peregrinación de la Imagen Bendita para que le fuese entregada a nuestro pastor, el cardenal Jaime Ortega Alamino. Oraciones por los enfermos, los presos, los acianos, los niños y los que sufren se elevaron en una sola plegaria a la Madre de todos los cubanos.

A las 8 y 55 la comitiva llegaba a El Límite, caserío de diez o doce casas y lugar que marcó el punto exacto que dividía a las provincias de Matanzas y Mayabeque. El padre Israel se dirigió a los presentes con una sentida oración e invitó a todos a tomarse de las manos para orar a María. Sor Yuby, Hija de la Caridad, pidió por la reconciliación de todos los cubanos.

A las 9 y 15 unas cien personas recibieron la comitiva con vivas y aplausos en El Entronque, a medio camino entre los poblados de Madruga y Aguacate. Muchas flores fueron ofrendadas a la Madre por las decenas de familias que viven en el lugar. Enfermos en sillas de ruedas fueron colocados en un sitio preferencial ante la Virgen. Imágenes de la Virgen propiedad de los lugareños fueron traídas al obispo auxiliar de La Habana para ser bendecidas.

Antes de llegar a Seis Sacos, ya a las puertas de Madruga, la comitiva tuvo que detenerse al menos tres veces a petición de familias y vecinos. En Seis Sacos el grupo de animación de Matanzas deleitó a los vecinos con cantos y danzas. A las diez en punto de la mañana la Imagen Bendita de la Virgen del Cobre fue colocada sobre el auto que la transportaría para ser recibida por cientos y cientos de personas en La Palmita, ya en el área urbana de Madruga.

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Por: Alberto Pinto y Lenier González

Madruga, Mayabeque, 4 de septiembre de 2011
/ La larga espera tocaba a su fin. A las diez y quince de llegaba a La Palmita, entrada al pueblo de Madruga, la imagen bendita de la Virgen de la Caridad del Cobre. De esta manera, La Mambisa arribaba finalmente a la Arquidiócesis de La Habana. Desde horas tempranas una inmensa multitud comenzó a congregarse en el lugar: pobladores de Madruga y otros fieles llegados de los más recónditos puntos de nuestra Arquidiócesis. A la cabeza de la multitud se encontraban nuestro padre y pastor, el cardenal Jaime Ortega, y monseñor René Ruiz, vicario episcopal para Mayabeque. El padre Carlos Joel Borgos, párroco de Madruga, animaba a los presentes a esperar a la Virgen con cantos y con esperanza. Unido a ellos decenas de sacerdotes, diáconos, religiosas y un mar de pueblo. Durante la espera una docena de corresponsales de la prensa extranjera acreditada en Cuba, cámaras en mano, conversaron durante largo rato con nuestro arzobispo.

Minutos después llegaba la imagen de la Virgen montada en lo alto del vehículo que la ha transportado por toda Cuba. Justamente al llegar a Madruga el marcamillas del auto señalaba los 25 000 kilómetros recorridos por toda la Isla; solo en tierras yumurinas la Virgen recorrió 2 000 kilómetros por pueblos, centrales, bateyes, barrios y la bella ciudad matancera.

En medio de aplausos, aclamaciones y vivas la Virgen llegaba, saludando y bendiciendo a sus hijos. Momento de especial significación lo constituyó la entrega oficial de la Imagen Bendita de manos de monseñor Juan de Dios Hernández, obispo auxiliar de La Habana, al cardenal Jaime Ortega. Poco antes monseñor Juan de Dios la había recibido, en el poblado de Niña Sierra, de manos de monseñor Manuel Hilario de Céspedes, obispo de Matanzas. Allí monseñor De Céspedes le había entregado a monseñor Juan de Dios la estola amarilla que han llevado todos los obispos durante su caminar junto a la Virgen por Cuba. Con la estola colocada ya en hombros del señor cardenal comenzó la procesión de la Madre y de cientos de sus hijos hacia el parque de Madruga, donde tendría lugar la misa pública.

Cuando la procesión finalmente llegó al parque, cientos de personas habían tomado lugares privilegiados ante el bello altar erigido para la celebración eucarística. El altar, construido con precisión casi suiza tan solo veinticuatro horas antes por la brigada del arzobispado habanero, había captado la atención de los madrugueros desde el día anterior. Entre vivas atronadores y repiques de campanas la imagen fue colocada en el altar para dar inicio a la celebración. La homilía de nuestro arzobispo, breve –pero a su vez bella y enérgica– estuvo dedicada a resaltar el papel de María como vínculo de fe del pueblo cubano; a resaltar el clima sostenido de cese de discriminaciones en el ámbito religioso, y a exaltar la necesidad de inculturar los valores del Evangelio en la vida personal, familiar y comunitaria. Un sol intenso abrazó, durante toda la celebración, a la multitud congregada junto a la Virgen.

Finalizada la misa, la imagen fue llevada en procesión hasta el templo parroquial, donde se entonaron las notas de nuestro Himno Nacional y quedó expuesta para veneración de todos sus hijos. Terminaba así, para alegría de todos, la primera etapa de la llegada de la Virgen a Madruga. En horas de la tarde viviríamos escenas hermosas y conmovedoras durante el recorrido de la imagen por diversos puntos de la comarca madruguera.

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Por: Alberto Pinto y Lenier González

Madruga, Mayabeque, 4 de septiembre de 2011 /
A las tres y treinta minutos de la tarde salió la Virgen del templo parroquial de Madruga rumbo a La Esperanza, pequeño caserío rural enclavado en medio de un bello paraje campestre rodeado de la cordillera de El Grillo. Desde hacía días la comunidad cristiana de La Esperanza –animada durante años por Sor Nery, Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl y por un grupo de laicos madrugueros– esperaba ansiosa la llegada de la Virgen. Sor Nery, cariñosamente, llama a este hermoso e inaccesible lugar “Tierra Santa”, calificativo que se ha extendido entre muchos. En este momento la Virgen iba acompañada de monseñor Ramón Suárez Polcari, vicario episcopal, y del padre Carlos Joel, párroco de Madruga.

Rumbo a La Esperanza, y aun en las inmediaciones del área urbana de Madruga, el auto tuvo que parar a petición de los trabajadores del restaurante El Ranchón. El camino de acceso al poblado La Esperanza está en muy malas condiciones y la lluvia amenazaba por caer a cántaros. En el trayecto muchos campesinos habían adornado sus casas con banderas cubanas y solicitaban poder ver a la Virgen. A todos se les dijo que se pararía de regreso. En “El Chucho”, a un kilómetro de La Esperanza, cinco coches de caballo adornados con banderas cubanas esperaban a la Virgen para escoltarla. A la llegada de la Virgen la algarabía era total. El caserío había sido bellamente engalanado con flores y carteles. Las Hijas de la Caridad junto a un grupo de laicos habían estado animando a la comunidad desde la tarde.

Cantos, décimas, alabanzas, vivas, aplausos, lágrimas y abrazos constituyeron la mejor ofrenda de esta gente sencilla y noble a la Patrona de Cuba. Resulta difícil no emocionarse al ver la fuerza de la fe del pueblo más sencillo. La animación corrió a cargo de sor Yuby, Hija de la Caridad, monseñor Polcari, el padre Carlos Joel y un grupo de niños con guitarras. Momento de especial emoción lo constituyó la llamada telefónica realizada por el cardenal Jaime Ortega, quien por razones de fuerza mayor tuvo que regresar rápidamente a la capital, para felicitar y bendecir a los pobladores de La Esperanza, a quienes él ha visitado en varias ocasiones. Un fuerte aplauso fue la respuesta. Una lluvia fina, casi imperceptible, nos mojó durante una hora.

De regreso a Madruga, la caravana de la Virgen hizo, al menos, cinco paradas en casas aisladas de campesinos que solicitaban ver a su Madre.

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Por: Alberto Pinto y Lenier González

Madruga, Mayabeque, 4 se setiembre de 2011 /
La llegada de la Virgen al central Boris Luis Santa Coloma estaba planificada para las cinco y treinta de la tarde. Al atravesar el centro urbano de Madruga, procedente de La Esperanza, los pobladores se congregaron a todo lo largo de la carretera central para saludar el cortejo. Grupos más numerosos se agolpaban en la secundaria básica América Latina –donde hubo que realizar una parada improvisada; en la cooperativa, frente a la Casa de Misión de Margarita y en la Cañada de Aguacate, donde había muchos vecinos. En ambos casos se anunció que se pararía al regresar.

En las casas del central esperaban a la Virgen unas doscientas personas: muchos ancianos y familias con niños. Una nota distintiva en esta parada de la Virgen fue la gran cantidad de flores y ofrendas. Las Hijas de la Caridad animaron con cantos y monseñor Polcari invitó a los presentes a rezar el Ave María y el Padre Nuestro. La gratitud de sus hijos se hacía patente a casa paso: gratitud hacia la Madre y gratitud hacia la Iglesia, pues la visita de la Virgen a los barrios de Madruga se ha vivido como una auténtica fiesta.

Ya de regreso se hizo una parada intermedia entre la Cañada de Aguacate y la Casa de Misión de Margarita donde nuevamente se congregaron muchísimas personas. Una guagua de vacacionistas provenientes de Varadero gritaban por las ventanillas: ¡Qué la saquen! ¡Qué la saquen! Y nuevamente los vecinos de la carretera central salían a saludar a su Madre.

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Por: Alberto Pinto y Lenier González

Madruga, Mayabeque, 4 de septiembre de 2011 /
A las seis y cuarenta y cinco de la tarde la Imagen Bendita de la Virgen llegó a la casa de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, en Madruga.

Allí era esperada por aproximadamente trescientas personas, en su inmensa mayoría niños acompañados de sus padres y mujeres embarazadas. Por más de medio siglo, las Hijas de la Caridad han acompañado al pueblo madruguero. Allí siempre ha tenido, todo el pueblo, una casa depuertas abiertas.

La Virgen fue acogida con vivas y aclamaciones y colocada, en el patio, en un ranchón adornado con globos y una bandera cubana. La alegría se hizo presente durante más de dos horas. El diácono Gregorio Manuel –Neno, como lo conocen todos en el pueblo– animó e impartió la bendición a todos los presentes. Fue una tarde hermosa, vivida al calor de la intimidad que las Hijas de la Caridad siempre saben brindar a quienes se acercan a su casa.

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Tomado de: Nosotros Hoy - Segmento noticioso del Sitio WEB de la COCC.

 


 

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